Los abortos en ovejas y cabras a menudo se interpretan de forma errónea, lo que puede comprometer tanto la productividad como la salud animal y humana. C. abortus es un agente infeccioso relevante, y su subestimar la enfermedad puede tener graves consecuencias. En este artículo, desmontamos mitos sobre los abortos en pequeños rumiantes.
Mito 1: “Si aborta una oveja no pasa nada, es un caso aislado.”
Realidad: Es cierto que se considera normal un cierto porcentaje de pérdidas reproductivas (<5%), pero los casos de abortos siempre deben alertarnos y se debe realizar un diagnóstico exhaustivo.
C. abortus suele manifestarse en forma de brotes, pero también puede provocar abortos esporádicos en rebaños endémicos.
Mito 2: “Los abortos solo ocurren en rebaños grandes.”
Realidad: Todos los rebaños están en riesgo. La introducción en el rebaño de un solo animal portador de C. abortus puede ser suficiente para desencadenar un brote. El impacto de la infección dependerá del manejo, bioseguridad y medidas preventivas implementadas.

Mito 3: “Si no veo síntomas en las ovejas, no hay infección.”
Realidad: Las hembras infectadas por C. abortus permanecen asintomáticas hasta el momento del aborto, debido al estado latente del patógeno. A partir del día 90 de gestación, los cambios hormonales activan a Chlamydia, permitiéndole invadir la placenta.
La ausencia de síntomas visibles no significa que el rebaño esté libre de infección.
Mito 4: “Una vez que el rebaño se infecta, ya queda inmunizado.”
Realidad: Los animales infectados que abortan desarrollan una respuesta inmunitaria contra el patógeno, pero esta inmunidad natural no es completa ni duradera. Una vez infectados, los animales son portadores crónicos, capaces de transmitir la infección.
Mito 5: “Los abortos solo afectan a los animales, las personas no corren riesgos.”
Realidad: C. abortus es un agente zoonótico y puede transmitirse de animales a personas. El riesgo es especialmente alto para mujeres embarazadas, que pueden sufrir complicaciones graves si entran en contacto con animales infectados, placentas o secreciones.
Mito 6: “La vacunación no es eficaz, porque los animales ya estuvieron expuestos.”
Realidad: Aunque las vacunas son una herramienta preventiva, su uso es clave para reducir la magnitud de brotes y proteger a los animales susceptibles. Incluso en rebaños infectados con C. abortus, la vacunación ayuda a controlar la diseminación del patógeno y a minimizar el impacto reproductivo.

Conclusiones
Subestimar las enfermedades abortivas puede retrasar la adopción de medidas adecuadas y agravar el impacto económico. La vigilancia sanitaria, las medidas de bioseguridad y la vacunación anual constituyen una estrategia eficaz para preservar la salud del rebaño.
Artículo escrito por:
Tania Perálvarez Puerta – Global Product Manager, Small ruminants Franchise, HIPRA


