La conformación de la ubre parece ser el factor más limitante para el apropiado ordeño mecánico, y la mala conformación de la ubre se relaciona con un mayor riesgo de mastitis en animales ordeñados.
“La conformación de la ubre es fundamental para reducir el riesgo de mastitis”
La buena conformación de la ubre será esencial para un mejor bienestar animal y una mayor rentabilidad.
Es evidente que debería realizarse una evaluación y selección de las características morfológicas de la ubre (De la Fuente et al., 1996, 1999). Esta evaluación se basa en 5 factores:
1. Profundidad de la ubre
Se calcula midiendo la distancia entre la parte más profunda de la ubre y el corvejón. Las buenas puntuaciones (4-6) tienen la ubre aproximadamente a nivel del corvejón.
2. Inserción de la ubre:
Es el perímetro de la base de sujeción de la glándula mamaria a la pared abdominal. Cuanto mayor sea el perímetro de inserción, mejor.
3. Verticalidad del pezón:
Se define como el ángulo de inserción del pezón respecto a la vertical y debe estar lo más cerca posible a 45°. Debe seleccionarse para facilitar la adaptación a la máquina de ordeño.
En caso de duda, es preferible que el pezón tenga una inserción más vertical, ya que evitará que los equipos de ordeño se caigan.
4. Tamaño del pezón:
Tiene en consideración su longitud y grosor. El tamaño de los pezones es importante, porque ayudará a evitar que el equipo de ordeño se caiga.
5. Anchura de la ubre:
Distancia de un lado a otro de la ubre. La puntuación ideal es la glándula que tiene la máxima distancia, ya que tiene más tejido glandular y cisterna.
En pequeños rumiantes lecheros no deberíamos seleccionar ubres pendulares (Black, A.), porque:
● Es más probable que resulten dañadas (hematomas, laceraciones).
● Es más probable que desarrollen mastitis.
● Difícil para la lactancia de corderos/cabritos.
Autor:
Miguel Ángel Sanz Franco, DVM, Técnico Especialista de Pequeños Rumiantes, HIPRA España.